El 60% de los niños menores de 9 años ha solicitado tener un móvil según un estudio de una compañía tecnológica de Noruega. En España, por ejemplo, el 75% de los chicos de 12 años posee un teléfono, así lo indica el Instituto Nacional de Estadística. Podría decirse que los datos mencionados son indicativos de a qué edad deben de tener los niños su primer smartphone, sin embargo hay más.
Los expertos aseguran que regalarle un móvil a un pequeño dependerá de aspectos mucho más importantes que la edad. Cada niño posee una forma de actuar diferente y es el padre quien tiene la potestad de determinar si es el momento adecuado. El sentido de responsabilidad y las rutinas que ya esté poniendo en práctica el chico serán un indicativo.
Puntos que se deben evaluar
Los padres deben saber diferenciar los motivos que pueden dar los niños a la hora de pedir un teléfono. No es lo mismo “quiero uno porque los demás tienen” a “sería de gran utilidad para comunicarme en caso de emergencia”.
Más allá de tener un móvil, lo que marcará la diferencia es lo que hará con él. Si el pequeño se porta bien, establece relaciones con otros con normalidad y está capacitado para diferenciar el bien del mal, es buen candidato.
Se deben establecer reglas para el uso del dispositivo relacionadas con horarios, conectividad a internet y descarga de contenidos. Antes de entregarles un dispositivo es importante mantener una conversación previa sobre las necesidades que ellos quieren satisfacer con él. En ocasiones se puede empezar a educar a los peques sobre el mundo digital con una Tablet o PC, antes del teléfono.
También es importante que los niños entiendan claramente que ante un mal uso del smartphone pueden existir castigos en los que se les suspenda el uso del equipo. Otro aspecto a tener en cuenta es advertir y lograr que sean conscientes de los peligros de responder mensajes o llamadas de extraños.
En lo posible, se debe evitar que el teléfono parezca un juguete. Enlugar de esto, es aconsejable que se vea como un voto de confianza por parte de los padres y una muestra de responsabilidad por parte de los hijos.